Por una emigración sostenible.

Las migraciones masivas han sido , en la historia del mundo, motivo de invasión cruenta de pueblos civilizados por parte de otros considerados “bárbaros” o subdesarrollados, según los estándares de la época. Las anomalías climáticas  -sequias e inundaciones, principalmente- o los meros accidentes naturales -terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis-,  mermaban periódicamente las posibilidades de alimentación de los pueblos , creando serios problemas de supervivencia . Otras veces era la  sobrepoblación derivada de largos periodos de paz , la que creaba un desequilibrio entre las existencias de alimentos y el número de bocas a alimentar , problema  que, de acuerdo a la ley de Malthus, debía  resolverse normalmente con un aumento de la mortalidad infantil y la reducción paralela  de nacimientos,  hasta lograr el reequilibrio de la balanza alimentario-poblacional. Pero en ocasiones , el pueblo damnificado, alentado por un líder resuelto, decidía no resignarse ante los infortunios que les traía la cruda naturaleza y tomaba la decisión de emigrar a otros territorios , irrumpiendo violentamente entre los pueblos vecinos, con ánimo depredador. Este es un ejemplo de lo que el Arnold J.Toynbee denominó «sobreponerse a una incitación», es decir, la rebelión de un colectivo ante el infortunio sobrevenido; hecho trascendental de la historia que suele estar en el origen del despertar y el crecimiento de pueblos y civilizaciones y que el célebre historiador británico describía, en terminología tomada de las leyes de la mecánica de Newton , como «salir del estatismo, para entrar en el dinamismo». A veces las grandes migraciones  tenían una relación indirecta  con la naturaleza , en concreto con el “efecto dominó” provocado por una invasión inicial que desplazaba a un pueblo de su territorio , obligando a éste a hacer lo propio con algún vecino más débil: así ocurrió, por ejemplo,  con la invasión en el año 375 de los hunos sobre los godos , que empujó a este pueblo hacia el interior del mundo romano, terminando por ocupar la  península Ibérica. Pueblos míticos como vándalos, sajones, visigodos, hunos, vikingos, mongoles o  tártaros y líderes legendarios como Atila , Alarico, Erik el Rojo o Gengis Kan , han protagonizado grandes migraciones en la historia, las cuales llevaron la devastación a enormes áreas geográficas , pero también aportaron progreso -reducción entrópica- a través de la revitalización de pueblos moribundos. En los tiempos modernos se han desatado guerras imperialistas con la justificación  de la “falta de espacio vital” para los pueblos en crecimiento, como la  Lebensraum invocada por Hitler para apoderarse de  países limítrofes, en la etapa previa a la Segunda Guerra

Las migraciones en los tiempos presentes.

Por supuesto ahora sigue habiendo guerras desestabilizadoras, como las recientes de Irak ,Siria o Ucrania, así como cambios de regímenes políticos, razzias por motivos religiosos o étnicos,  y pobreza estructural o sobrevenida que a menudo suponen el pistoletazo de salida para estas modernas estampidas migratorias que llegan a movilizar a millones de personas, pero que ya no se convierten en fuerzas invasoras como antes,  sino que se trata de poblaciones que huyen de zonas de riesgo con la idea de llegar a sitios más seguros y prósperos . Pero por justificadas que sean las causas de las explosiones migratorias modernas, y a pesar de los métodos pacíficos empleados, ahora como antes los emigrantes obtienen el rechazo de las sociedades de acogida (con algunas excepciones, como la reciente migración millonaria desde Ucrania). Ya en su día el filósofo Emmanuel Kant advirtió sobre la insociabilidad innata del hombre , a la cual éste oponía una sociabilidad impostada por necesidades de supervivencia en la vida colectiva. Si admitimos este argumento, (que supone que , en el fondo, cada persona recela hasta de su vecino) ¿cómo vamos a evitar que la gente desconfíe de todo lo que viene  de fuera si, además, la ”novedad” se presenta a menudo con perfiles ominosos ? Antiguamente se despreciaba en el emigrante su extrema pobreza, cercana a la miseria , pero ahora influyen, además, factores raciales , especialmente desde que la caótica y hambrienta África ha puesto en movimiento a millones de personas. Como consecuencia, son muchos los padres de hoy  que ven con preocupación  la creciente mezcla de razas, y actúan a la defensiva en la cuestión migratoria. Porque el racismo está más extendido de lo que todos admitimos y aunque los latinos siempre hemos presumido -en comparación con los anglosajones-  de no ser racistas, con el argumento de que la religión católica ha sido , históricamente, más comprensiva que la protestante en asuntos como la fusión de razas, Ortega y Gasset ironizó sobre el tema, intuyendo genialmente, (siete décadas atrás), que la animadversión racial se relacionaba menos con la “religión” que con la “cantidad”: 

       …… un negro en Tarascón o en Angulema ( como en Quintanar de la Orden o en Daimiel ) es una fiesta  para el pueblo ; pero si viviesen alojados establemente en Francia pongamos cinco millones de negros… veríamos lo que pasaba.

Ortega y Gasset, Una interpretación de la Historia Universal pag. 232)

Pues pasaba, añorado profesor, lo que está pasando…..que la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, se ha convertido recientemente en el partido más votado de Francia, a causa, precisamente, de las tensiones raciales. Pero aparte del rechazo innato al forastero, del racismo inveterado y del desafío  que supone el aumento exponencial de la emigración en las últimas décadas, el problema migratorio se ha agudizado en la sociedad occidental, básicamente por otros tres motivos : a)  el deterioro de la convivencia por la llegada de individuos con códigos de conducta diferentes (o, simplemente, por la ausencia de códigos) lo que se traduce en un aumento de la violencia y la inseguridad en los barrios; b) la sensación de una parte de la sociedad de que los llegados de fuera bajan el nivel salarial de los nativos , deteriorando de paso la sanidad y la educación de las comunidades desarrolladas y c) la generación de un clima de choque cultural entre civilizaciones que, como en el caso islamista, impide la integración de los llegados, (o la retarda en exceso), creando de paso una atmósfera de recelo en la ciudadanía, agudizada periódicamente como consecuencia de atentados terroristas de motivación político-religiosa. 

Entropía y emigración.

Los modernos movimientos migratorios de masas, presentan indudables ventajas respecto de las históricas  migraciones violentas, excepto la principal : la carencia de efectos neguentrópicos (mejora del orden) que ayuden a revitalizar sociedades decadentes . En efecto, porque las mezclas de culturas sin menoscabo de la  función jerárquica tradicional,( algo que es impensable en una invasión militar externa ) se resuelven en el medio plazo con la instauración de cierto grado de  esquizofrenia en las sociedades de acogida, debido a la permanente lucha interna provocada por el “efecto kantiano”, es decir el conflicto entre la pulsión racista innata que lleva al rechazo visceral del recién llegado,  y el pensamiento humanitario que le dicta lo contrario:  la acogida del necesitado. La inclinación final hacia la acogida, con ayuda de la presión política y mediática (lo conocido como políticamente correcto) , cierra, sin embargo, en falso el dilema, generando una frustración entre la población nativa, que nace de la nueva conciencia de la clase media de haber renunciado a la idea de ley y orden en un mundo cambiante, sin valores.  Por su parte, el incremento inevitable del hedonismo y nihilismo de los recién llegados, por efecto de la intoxicación cultural provocada por formas de vida decadentes, genera finalmente en los países desarrollados un crecimiento neto de la entropía ambiente , es decir , un aumento del desorden social , lo que contribuye a profundizar la decadencia de los pueblos occidentales, en lugar de reducirla. Ocurre aquí un fenómeno parecido al de las especies animales invasoras, que crecen a costa de las autóctonas, sin que ello se traduzca, según los etólogos, en una mejora del ecosistema en su conjunto ,sino todo lo contrario, (aparte de provocar potenciales riesgos para la salud y/o la economía de la población humana próxima al fenómeno invasor animal).  Pero mientras en el tema biológico las sociedades occidentales se han decantado mayoritariamente por la represión de la especie invasora , en el equivalente problema  humano existe una gran controversia y división , que la política tradicional no sabe cómo enfrentar.  

La repercusión política de la emigración ilegal.

Con respecto a la emigración desordenada, los partidos se posicionan básicamente en cuatro grupos , con grados de extremismo correlacionados con sus respectivas  ideologías políticas: extrema izquierda, izquierda, derecha y extrema derecha presentan diversas formas de enfrentar este fenómeno. La extrema izquierda predica la política de “puertas abiertas” a la emigración, pero, conociendo su pensamiento leninista, hay que sospechar que no lo hacen  tanto por razones humanitarias, como por estrategia política , ya que todo lo que ayude a desarrollar la entropía del país ( el caos), resulta favorable a la subversión del odiado sistema capitalista que lo sostiene . La izquierda, que cuenta con voto obrero pero también con el de familias de clase media, es partidaria de un cierto control de entrada, pero disimulando “para no parecer de derechas”, lo cual les lleva a hacer frecuentes gestos de “generosidad “ -o de simple negligencia – con la emigración ilegal. La  derecha por su parte se inclina por la admisión ordenada de emigrantes y, finalmente, la extrema derecha preferiría no recibir ningún tipo de inmigración, por las  implicaciones sociales que a su juicio conlleva la mezcla de culturas antitéticas. 

Con la disparidad de opiniones expresadas , y teniendo en cuenta el precario equilibrio político que existe en España , (sin mayorías fuertes), es obvio que aquí nadie se pone de acuerdo en lo que hay que hacer con respecto a la emigración ilegal. Mientras tanto, los cayucos llegan masivamente a las Islas Canarias, una vez que las mafias se han percatado que luchar contra una mujer resuelta como es la Meloni italiana, resulta más problemático que hacerlo en España contra Pedro Sánchez, un político que es rehén de su propia caricatura de “hombre de estado, movido por ideas progresistas”.  Y todo esto sin contar la emigración latinoamericana que viene a Europa por miles, aprovechando “agujeros” en la política de visados turísticos.   

Mientras, en la Europa rica, que es el destino natural de muchos emigrantes que pasan previamente por Grecia, Italia o España,  el mapa político está cambiando aceleradamente . Aunque el fenómeno empezó en USA con la elección inesperada de Trump para la presidencia, al poco tiempo pasó a Europa, con el Brexit británico , cuya salida de la UE se debió principalmente al sentimiento mayoritario  de la “blandura” de Bruselas con la emigración ilegal. Y el resto de países ricos del mundo están viviendo  desde entonces un resurgimiento de la extrema derecha, sin precedente desde los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial.  ¿El motivo? El rechazo de las políticas migratorias promovidas por los partidos de izquierda, que son los que determinan hoy en día lo “políticamente correcto” a nivel Occidental . El caso más llamativo se acaba de dar en las elecciones regionales de Alemania , donde la extrema derecha ha resultado victoriosa en Turingia, y segunda fuerza política en votos en Sajonia, algo impensable hace dos décadas. Vemos, sorprendentemente, que la izquierda, en general , con su política inhibitoria o de puertas abiertas con la emigración, está ayudando al crecimiento de la extrema derecha en toda Europa, es decir, está alimentando, de forma suicida, al  enemigo simultáneo de la izquierda y de la emigración . El canciller alemán Scholz ya anuncia -ante tamaño despropósito- el endurecimiento de las leyes migratorias alemanas, pero serán muchos los obstáculos a superar, enfrentado a multitud de instituciones que parecen jugar más en favor del caos leninista, que de un justo humanitarismo.

Por una política migratoria sostenible. 

​Admitiendo de entrada que la emigración ilegal es un problema de muy difícil solución , los estados occidentales pueden, sin embargo, adoptar una serie de medidas dirigidas a suavizar las actuales tensiones. Lo primero que habría  que preguntarse es ¿por qué emigra la gente? Hay  formas parecidas de denominar a los que huyen de sus lugares de nacimiento , que, sin embargo, no son sinónimas , porque implican   diferencias conceptuales serias . Las denominaciones más comunes son: exiliado, refugiado, expatriado y emigrado. Del exiliado sabemos que nació de la antigua práctica del destierro, habiendo evolucionado con el tiempo a nuevas interpretaciones; hoy en día el término equivaldría a persona que está viviendo, más o menos contra su voluntad, en un país que no es el suyo; el refugiado lo es por guerras, hambrunas, accidentes naturales, etc. y tiene un sentido más colectivo que el de exiliado. El expatriado, por su parte, elige voluntariamente un nuevo país de residencia por intereses varios que pueden ir desde la mejora económica a la cultural, pasando por la climática. Finalmente, el emigrado busca normalmente construirse una nueva vida en condiciones de mayor seguridad y prosperidad económica para su familia. La corriente actual migratoria, con origen mayoritario africano, podríamos decir que está formada principalmente por  emigrados, con una cuota significativa de refugiados y otra no menos importante de expatriados, (camuflados a veces de falsos refugiados). Pero, profundizando algo más, veríamos que la inmensa mayoría se consideran a sí mismos exiliados , es decir, “personas que están viviendo , más o menos contra su voluntad, en un país que no es el suyo”. 

​Y es que a menudo se nos olvida que la gente , en general, prefiere vivir, crecer, envejecer y morir en la tierra que les vio nacer, rodeados de su gente y disfrutando del estilo de vida que consideran propio . Si muchos no lo hacen, es por la existencia de circunstancias desfavorables,que a menudo les obligan a trasladarse  a tierras extrañas para poder sobrevivir. La experiencia relativamente reciente de pueblos como el español, nos dice que cuando estos emigraron en gran número en lo años 60/70 a Alemania para contribuir al resurgimiento económico teutón posbélico, lo hicieron con la idea de mejorar sus expectativas de vida en su propio país, es decir, se fueron al extranjero esperando ganar un dinero “rápido” para construirse una casa, lograr una buena educación para sus hijos, o establecer un nuevo negocio. Después de logrado el objetivo propuesto, la mayoría regresó al país cuyas costumbres y formas de vida tanto añoraban (y los que no volvieron fue por presiones de los hijos nacidos en el nuevo país) . Esta sencilla lección debe orientar las políticas sostenibles de emigración futuras, creando modelos migratorios que  contemplen la estancia de los extranjeros por tiempo limitado, a sabiendas de que si se cumple el objetivo específico (que es fundamentalmente económico), el modelo funcionará. 
Cuatro reglas básicas para una emigración sostenible.

a) Se deben establecer cupos anuales de emigración por países, sobre bases realistas, es decir, que equivalgan grosso modo al 80% de la suma de emigración legal e ilegal que actualmente llega a Occidente, porque si no se actúa generosamente, el plan no funcionará.

b) Antes de ingresar en el mercado de trabajo, los recién llegados habrían de  someterse a cursos de formación profesional , que deberían ser remunerados con objeto de que los trabajadores puedan hacer frente a sus primeros gastos . Los nuevos emigrantes deben posteriormente buscar activamente trabajo con el apoyo de agencias gubernamentales, empresas cooperantes y ONGs , sin renunciar a la posible ayuda de familiares o amigos que les precedieron. 

c) Los permisos de residencia se darán por cinco años, y habrán de finalizar 1) por incumplimiento contractual del individuo a las normas de convivencia ; 2) cuando el extranjero no ha encontrado trabajo en el plazo de un año.3) una vez transcurrido el periodo previsto de trabajo. 

d) Los que pierdan o completen los permisos de residencia, deberán volver a su país, para no incurrir en delito.  Los que han completado el quinto año, recibirán del Estado  una compensación económica  por la  amortización de los derechos pasivos generados en el país extranjero durante su estancia laboral (un sobre estímulo para abandonar el país). 
La importancia del idioma y la cultura.

    En esta vasta jerarquía interna a cada raza,  hay siempre dos fuerzas actuantes , dirigidas a la fusión con otras razas : 1) necesidad de un cierto parecido físico interracial y 2) similar capacidad para expresar ideas y emociones a través del lenguaje, es decir «compatibilidad cultural». 

(Conde de Gobineau, Un ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas,pag. 201-02)

​El conde de Gobineau, un historiador y diplomático francés del siglo XIX, que se convirtió en el apóstol de la superioridad de la raza aria , creó un estilo  de pensamiento racista  en el que después se inspiraron el filósofo Nietzsche , su amigo el músico nacionalista alemán Wagner y, más tarde, Hitler y su partido nazi, entre otros. Hoy en día el pensamiento racial de Gobineau está olvidado, pues hace tiempo  que fue superado por las teorías darwinistas , pero nos dejó , sin embargo, algunas ideas interesantes que conviene reexaminar. Su frase de más arriba , podría, por ejemplo, explicar (punto 1) por qué la emigración imprevista de siete millones de ucranianos, originada por la agresión militar de Putin,  se ha realizado rápidamente, en varios países europeos ,sin problemas de adaptación. También aclara por qué (punto 2) el moderno fenómeno de la emigración se está expandiendo de acuerdo a criterios lingüísticos, con independencia de por dónde encuentran los emigrantes la entrada al rico mundo occidental: anglófonos y francófonos ,  procedentes de ex colonias inglesas y francesas en África, entran por Italia, Grecia o España en condiciones precarias y terminan viajando -previamente aseados y con ropas nuevas facilitadas por los países receptores- a Londres y París, respectivamente, porque en esos países ricos las lenguas locales no les suponen un obstáculo para encontrar  trabajo  .También explica (nuevamente el punto 2 de Gobineau) la existencia de medio millón de trabajadores  hispanoamericanos en España: su adaptación fue rápida porque la identidad de lengua y cultura facilitaron la transición. El fenómeno mexicano de emigración a USA  se explica también, en parte, por cuestiones lingüísticas ya que, actualmente, el español es el segundo idioma del país.  Conviene, pues, tener en cuenta (siempre que se pueda) estos factores raciales/idiomáticos/culturales de cara a  establecer las cuotas de posibles admisiones futuras de trabajadores extranjeros.    

Los beneficios de un nuevo modelo de emigración

​El nuevo modelo migratorio será sin duda caro, pero más caro resulta el actual desorden social , traducible en cientos de muertos anuales en arriesgadas travesías marítimas ; la transformación de barrios tranquilos en conflictivos guetos; el aumento de la criminalidad en la sociedad, la saturación de escuelas y hospitales, los elevados costes de vigilancia de fronteras, salvamento marítimo y deportación de ilegales ( Todo ello sin contar la desmoralización del ciudadano medio, que ve crecer a su alrededor un mundo hostil , sin detectar suficiente empatía estatal ). La emigración ordenada y temporal reducirá presumiblemente los niveles de entropía del sistema  y mejorará las economías occidentales, al tiempo que bajará progresivamente la presión migratoria, hasta convertir al mundo en su totalidad, en un amplio Espacio Schengen, en el que desaparecerán las fronteras convencionales . Porque este modelo también ayudará a progresar a los países emisores de emigración, creando una corriente importante de divisas fuertes y -no menos importante- retomando periódicamente a sus nacionales formados profesionalmente en el exterior, los cuales llevarán consigo  la ética del trabajo, la responsabilidad y la racionalidad que imprimen   los pueblos desarrollados en su diaria actividad, (motivo, además, para atraer más inversión extranjera al país ) . Si asumimos -convenientemente transformadas- las teorías del académico americano Walt Whitman Rostow , profesor de la universidad de Columbia de Nueva York y experto en desarrollo económico,  veremos no tardando mucho los efectos beneficiosos de crear, dentro de economías caóticas, unidades de crecimiento sano, que son un ejemplo para el país en su conjunto y que terminan por ejercer un efecto general de actividad ordenada, que conducirá al Take-Off  o despegue económico definitivo que tanto necesitan. Cada trabajador que regresa a su país será, pues,  un “polo de desarrollo” unipersonal, utilizando terminología española de los años 70 . Una terminología adaptada en su época de las enseñanzas de Rostow, el visionario ex asesor económico del presidente John F.Kennedy , que supo intuir genialmente cómo inducir orden a partir del caos social , con el fin de crear economías desarrolladas y estables en países del tercer mundo. 

Alonso Cortés

5-septiembre-2024,




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